La iglesia del de Sant Andreu del siglo XVIII en Santanyí, en el rincón central oriental de Mallorca, es el hogar de uno de los más impresionantes instrumentos musicales de Europa: El órgano de Santanyi. Un imponente ejemplo de las cuidadosamente preservadas obras del organero Mallorquín Jordi Bosch. La complejidad de su bella fachada y su rica variedad de sonidos son desde luego únicos.
Jordi, que provenía de una familia de organeros, construyó este particular órgano en 1762 a la edad de 26 para la iglesia gótica de Santo Domingo en Palma, supuestamente una de las más bellas iglesias del mediterráneo. Debido a la desamortización de los monasterios en 1835, el órgano fue desmantelado y vendido a la iglesia parroquial de santanyí; La iglesia de Santo Domingo fue demolida posteriormente.
"Lo trajeron aquí en barco desde Palma a Cala Figuera, después en burro y carreta hasta la iglesia" dice el padre Gabriel Rosselló, párroco de Santanyí, que describe el órgano como "magnífico porque suena como ningún otro y fue completamante hecho a mano". El órgano sufrió algunos daños y perdió su 3ª teclado (manual) durante el viaje o quizás mientras estuvo almacenado, ya que a su llegada a la iglesia no pudo ser totalmente montado por falta de espacio y muchas partes se guardaron en la bóveda de la iglesia.
El órgano permaneció aguardando su reparación hasta 1984, cuando fue cuidadosamente restaurado por el organero alemán Gerhard Grenzing, quien llevó a cabo su trabajo de restauración en 1999 y aún sigue manteniendo el órgano en perfectas condiciones para tocar. Aunque no fue posible recuperar su tamaño original, sus 9 juegos de trompetería en forma de abanico llevan los sonidos a cada rincón de la iglesia y con sus 25 hileras de 1104 tubos, todavía tiene la mixtura de lleno (ple) más numerosa del mundo. A pesar de que el órgano lo construyó Jordi Bosch, la fachada es obra de Fray Albert Borguny.
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